27 de junio de 2006

Preguntas para un día como hoy

Ustedes saben que a mi me cuesta darle la razón, aunque sea en parte, a este gobierno bolivariano. De verdad, es una cosa que me resulta complicada: las más de las veces ando pensando que este es un gobierno muy distinto al que quisiera para mi país. Pero los que me conocen saben también que, hasta prueba en contrario, este es un ejemplo de gobierno con amplio apoyo popular. Por favor, no quiero argumentos relacionados con las trampas montadas en el Consejo Nacional Electoral. No son votos, es sentimiento del más profundo: Este país es chavista y hasta que quienes adversamos este sistema no comprendamos claramente eso será difícil diseñar una estrategia clara de reconquista del sentimiento popular. Es como cuando uno se enamora: ese día, su novio no tiene acné, ni rollitos, ni es calvo, ni es viejo, ni lo tiene chiquito. Es perfecto, así tal cual es.
Dicho esto, el asunto es que ayer decía nuestro Ministro de Comunicación e Información William Lara, periodista de profesión, que los periodistas deberíamos repensar nuestro rol en este país. Que deberíamos revisar lo que ha sido nuestra labor, y sobre todo, los efectos que ha causado en la construcción de nuestra identidad y nuestros sistemas de relaciones.
Yo entiendo que aquí estamos ante el viejo dilema de ver el vaso medio lleno o el vaso medio vacío, y que lamentablemente para algunos, yo no puedo hacer otra cosa que verlo medio vacío -aunque me atrevería a decir que más vacío que lleno-. No quisiera extenderme en el tema, porque tampoco me gusta escribir textos demasiado extensos, así que voy a tratar de resumir mis preocupaciones:
1. La oda al periodivismo: ¿Es que acaso sólo Marta Colomina, Ibeyise Pacheco y Patricia Poleo son buenas periodistas? ¿Acaso opinar es hacer periodismo?
2. La oda al chismorreo: ¿Es que por tener "acceso a fuentes" -por demás dudosas- tenemos que creer en lo que suena más bien al chisme de Nélson Bocaranda o Berenice Gómez? ¿O tengo que recordar que ambos publican informaciones que les llegan "vía internet" como hechos "aparentemente ciertos"? ¿Dónde quedó aquello de confirmar y reconfirmar antes de publicar?
3. La solidaridad automática: Consecuencia directa de la anterior. Entonces, si todo lo que dicen es cierto, todo aquel que diga que lo que ellos dijeron es mentira atenta contra la libertad de expresión, quien los denuncia es un tirano y el juez que los condene está comprado o es oficialista, aunque las pruebas demuestren que el "periodista" lo que hizo fue divulgar un chisme y acabar con la reputación del indiciado.
4. El nuevo partido político: ¿Es posible que estemos diciendo que ante la ausencia de partidos políticos los medios "hayan tenido" que asumir ese rol? ¿Será que Marcel Granier será el próximo Presidente de la República y Alberto Federico su Ministro de Información?
5. La postura académica: ¿Será que las principales universidades del país están en la capacidad y la disposición de decirle a sus alumnos que estamos viviendo -a mi juicio- el peor momento de la historia del ejercicio periodístico? ¿Serán capaces de explicarles las razones?
6. El martirio innecesario: ¿Acaso no nos hemos ganado, de una forma o de otra, que algunos de nuestros compatriotas detesten lo que hacemos? ¿Tenemos que colocar siempre la responsabilidad en el otro, que nunca deja de ser un bestia, un bárbaro, en las líneas del oficialismo? ¿Por qué no chequeamos un poco qué es lo que estamos haciendo?
7. La irresponsabilidad periodística: ¿Seremos capaces y estaremos dispuestos a reconocer que muchos de nosotros y muchos de nuestros colegas ni están preparados, ni asumen con responsabilidad su función de informar oportuna, veraz y objetivamente a la gente?
Me despido diciendo lo siguiente: No estoy ejerciendo, pero soy periodista de profesión y de corazón. Estuve en los medios de comunicación el tiempo suficiente para darme cuenta de que no lo estamos haciendo bien. Lamento no poder comprar el periódico o leerlo en internet con la confianza de que lo que leo se acerca medianamente a la verdad, porque supe lo que es leer una gran mentira en grandes titulares. Y estoy viendo cómo, desde su (de)formación profesional, estamos perpetuando el pecado.
Hoy la gente me felicitó, incluso me llamaron para decirme "Feliz día del periodista". Doy y espero seguir dando clases, y hago y seguiré haciendo programas de televisión y de radio que nos demuestren que sí es posible hacer periodismo del bueno. Pero hoy, agradecí solo por compromiso, porque en honor a la verdad que deberíamos estar publicando, el país se merece que nos revisemos. Y si quieren comenzar a revisarse, agarren una cualquiera del montón de preguntas que les puse allá arriba, porque son esas y un montón más. Trabajo hay de sobra.
Besos y abrazos a quien corresponda.

P.S.: Buscando una foto en internet para ilustrar este blog, me encontré con esta caricatura que está en inglés y que por esas cosas de la vida, Blogger anda fastidioso y no me deja montarla, así que la describo brevemente:
En el mar, un hombre se aferra a un salvavidas, en el que se lee claramente "Titanic". Cerca de él, un periodista y su fotógrafo le dicen: "100$ si te ahogas aquí mismo". De otro lugar más lejano, otro periodista replica "200$ si te ahogas de este lado mejor". Finalmente, otro dice "Te doy 250$ y una taza de café caliente". Finalmente, una breve leyenda dice: "Un precio para cada historia, una historia para cada precio".
De nuevo lamento no poderla colocar. Espero poder hacerlo pronto.

26 de junio de 2006

Tungo, el perro telépata


Tungo, como todo buen perro, tiene su juguete favorito: un cordón de algodón muy grueso, blanco y rojo (en realidad, este es su segundo cordón, el primero, que era blanco y verde, llegó a parecer restos de coleto sucio). El asunto es que a Tungo le encanta que le lancen la cuerda lejos, y el sale corriendo, brincando de hecho, hasta donde está su cuerda, y luego la trae de nuevo para volver a jugar (aunque es difícil arrancársela de las fauces cuando la tiene agarrada).
El asunto es que esta mañana, iba subiendo por las escaleras de la casa junto con Tungo, cuando por esas cosas de la vida vi que la cuerda estaba en la sala, es decir, abajo. En eso, pensé: "Le voy a decir a Tungo que busque la cuerda y la traiga arriba".
No lo había terminado de pensar cuando el perrito se ha devuelto por las escaleras, salió corriendo hasta donde estaba la cuerda, la agarró y subió con ella hasta la planta alta.
A partir de ese momento, se convirtió en Tungo, el perro telépata.
Besos y abrazos a quien corresponda.

23 de junio de 2006

Un cuento que no es mío


Hace pocos días una amiga me contó un cuento que me pareció muy simpático y que quiero compartir con ustedes:
Desde que tiene uso de razón, Laura ha sido lesbiana. Nunca sintió nada de nada por el sexo opuesto, y en el momento de empezar a sentir hormonas subir y bajar, supo que el objeto de su afecto sería una mujer, así que cuando tuvo la oportunidad de desarrollar su vida social, afectiva y sexual, lo hizo tal y como sus impulsos se lo pidieron.
Ante las llegadas tarde a su casa y las señales que la madre de Laura detectaba en su hija, la señora empieza a presionar a su hija, a criticar -como toda madre- sus aparentes excesos relacionados con las fiestas y todo lo que ello implican.
-¡Anda, otra vez llegando tarde! ¡Y ese olor a cigarrillo! Seguro que vienes medio tomada... ¿Con quién andabas? ¿Con tus amigas? Esta muchacha como que es tortillera, ¿ah? ¡Claro! Tortillera seguro...
Y ella, ante la eterna cantaleta, sacaba adelante su tropelía de excusas, disculpas y argumentos, siempre negando su condición, recordándole a su madre que ella era joven, que seguro a su edad también salía de noche y fiesteaba un montón.
La escena se repetía constantemente, a veces con más violencia que otras, pero la acusación de la madre se hacía siempre presente.
Un buen día, con Laura un poco más crecidita -y quizás luego de haber vivido alguna situación de esas que lo llevan a uno al límite-, la madre comienza con su retahíla de letanías. Laura, en un rapto de pasión le dice:
-Bueno, sí, soy tortillera, está bien, adivinaste, ¡soy tortillera!
-Anda, a ver quien te cree, niña, tú lo que estas es borracha y medio dormida, ¡que tú de tortillera no tienes nada!
Desde ese día, nunca más, nunca más, Laura revivió una escena de esas a las que ya estaba tan acostumbrada.
Eso se llama hacerse el loco -o en este caso, la loca-.
Besos y abrazos a quien corresponda.

Obra: Mujer ante el espejo
Autor: Pablo Picasso
1932.

18 de junio de 2006

Como una premonición...


...anoche fui al teatro. Unos amigos nos invitaron a ver una obra en la Casa de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (CELARG) llamada "Falsarios". Yo aprendí a que antes de decir si algo es bueno o malo, lo cual es un juicio de valor que pretende calificar para que otros se vean influidos por mi criterio, primero digo si me gustó o no me gustó, lo cual no tiene nada que ver con que sea buena o mala sino con una sensación menos racional, mucho más visceral, del momento que pasé anoche.
Y... la obra me gustó. No es que haya sido el momento más arrecho de la historia del teatro en mi corta vida, pero la disfruté, me pareció entretenida -entretenidísima, dirían mujeres como Valentina Quintero, haciendo énfasis en la í acentuada y subiendo el tono, y manteniendola por un instante, así, sifrino como a mi me gusta-. Me reí un rato, sufrí otro rato -típico de las tragicomedias autóctonas y anecdotarias de hoy en día-, y mi mayor sufrimiento fue pasar una hora sentado en una silla caótica, vencida, que era más una invitación a salir corriendo de la sala que a disfrutar de la función.
En fin que ni siquiera sabía que la palabra "Falsarios" existía en el diccionario, así que decidí buscarla en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, que dice así:
falsario, ria.
(Del lat. falsarĭus).
1. adj. Que falsea o falsifica algo. U. t. c. s.
2. adj. Que suele hacer falsedades o decir mentiras. U. t. c. s.
(No sé que significa U. t. c. s., si alguien sabe, le agradeceré en el alma que me explique).
Bueno, el asunto es que la obra va de una de esas situaciones que parece que empiezan a ser cada vez más repetitivas en nuestro mundo moderno. Esta es una de las facetas de aquello que dicen las mujeres de que "ya no quedan hombres por ahí". Lo que pasa es que antes decían que no habían hombres porque no son caballerosos, porque dejaron de ser el sostén del hogar para ser el mantenido de la casa... Pero la excusa de ahora es que aparentemente hace falta quien invente y patente una pruebita casera muy rápida, así como las pruebas de embarazo, que garantice que ese hombre que me estoy llevando a la casa no sea marico. Una gotica de orina, semen, sudor, un pelito, lo que sea, y a los dos minutos usted se entera si este hombre es un macho de verdad verdad o si, muy por el contrario, es un macho que lleva su nazareno a cuestas.
Todo esto aderezado por el peo que significa que una mujer se entere, luego de 8 o 9 años de un dudoso matrimonio, que el desinterés de su marido no se debe a la gordura que ella intenta hacer desaparecer con la ayuda de cuanto tratamiento se le ocurra a su muy famoso doctor -que además está requetebueno-, sino que la falta se debe a que justamente ese señor con la que la doñita tuvo la desdicha de casarse en mala hora tiene tres años de amores con el mismísimo doctor que la viene torturando para que su grasa sea cosa del pasado.
Y, como una premonición, ahí estaba yo viendo la historia de la vida que decidí no vivir. Porque mi cuento es el de un hombre que agarró sus cachachás y le dijo a su madre "no, señor, no me caso, o mejor dicho, sí me caso, sí me mudo, y hasta muchachos quiero tener, pero no es ni con Carolina, ni con Gabriela, ni con Luisa... nada de eso. La cosa es con Richard, y si te gusta bien y si no también".
Porque desde hace rato me dejé de guevonadas. Porque no, compadre, yo, de falsario, nada.
Besos y abrazos a quien corresponda.

17 de junio de 2006

La vida es puro teatro


¿Hasta qué punto uno es uno? Este no es un dilema matemático ni mucho menos. Es un asunto casi de vida o muerte, más de vida que de muerte, un asunto demasiado serio sobre el que practicamente no pensamos.
Cuando yo me muera, ¿qué irá a decir de mi la gente que me conoce? ¿Hace falta morirse para eso? No es que ande buscando que me lo digan, ojo, es una pregunta que les dejo para que lo piensen como tarea para la casa. O para la mente. A donde quiero llegar es: ¿será que lo que digan de mi concuerda con lo que yo creo que soy? Parece un tema sin importancia, eso de qué piensan los demás de uno. Incluso, pasamos la vida intentando no pararle al qué dirán. Pero una cosa es ese superfluo qué dirán, con el ánimo de crítica por delante, y otra muy distinta es lo que efectivamente ve la gente en uno, y si eso que la gente ve es lo que uno ve cuando se mira al espejo.
La cosa es que siempre termina dándome la impresión de que uno se pasa la vida actuando. También sé que no estoy diciendo nada nuevo, pero cuando te cae la locha te cae. Es cuando te das cuenta de lo vital que es decidir si actuas o no actuas, ver cuál es el papel que quieres interpretar.
Me recuerda a una historieta de Mafalda (adoro a Mafalda), en la que Miguelito, con su cabezota de lechuga, le llega a Felipe, que está de lo más tranquilo mirando el horizonte, y le dice que al final uno tiene tres opciones: Dársela de sabrosito para que todo el mundo te admire, dársela de arrecho para que todos te teman, o tratar de pasar desapercibido (por supuesto, Quino no lo escribió de esa forma). Miguelito le dice que de esa decisión depende la vida misma... Y por supuesto, le amarga la vida a Felipe, que andaba de lo más tranquilo pensando nada.
Así es que al final, más allá de las circunstancias, uno debería decidir cómo carrizo es que va a vivir, y creo que la idea es tratar de que el resto de la gente con la que uno inevitablemente se relaciona tenga una imagen bastante cercana de la decisión que uno tomó, no vaya a ser que a la hora de morirse, digan de uno "es que él era tan bueno" cuando en realidad eras una mierda...
Besos y abrazos a quien corresponda...

Obra: EL ESPEJO
Autor: A. ZALCE
SERIGRAFÍA
1991
44x51 cm
Cento Cultura Universitario, México

13 de junio de 2006

Ayer ya no importa

La espera fue larga.
Sin embargo, echó una mirada atrás y de momento sintió que todo había ocurrido muy rápido. Sintió que fue apenas ayer cuando recibió la noticia de su partida. Le cayó como un balde de agua fría, era demasiado futuro trastocado. La vergüenza había podido más que el amor, los esfuerzos de los padres habían hecho mella en un espíritu joven y vigoroso, pero inmaduro.
La despedida fue una ruptura. Pero no una ruptura cualquiera. Cuando lo vio ocultarse detrás de la reja de su casa, se rompió todo lo que podía romperse. Ni siquiera pudo despedirlo en el aeropuerto, sabía que no tendría fuerzas para soportarlo. Además, allí estaría la familia, ese monstruoso grupo de seres que habían logrado arrebatárselo y arrancar de raíz la esperanza. Las voluntades se quebraron y las promesas se desvanecieron. Ese día sintió que no valía la pena seguir.
Del día en que se cerró la reja a hoy habían transcurrido 4 años. Mucha agua había pasado debajo del puente. Y hoy estaba en el aeropuerto. La pantalla no cesaba de señalar que el avión procedente de Madrid había llegado, y con él, una carga valiosa. Un hombre que había hecho renacer la esperanza en un corazón árido, que durante este tiempo fue incapaz de dar o recibir nada. Pero una breve comunicación había abonado el terreno para que nuevamente la sonrisa regresara a un rostro que fue triste por demasiado tiempo.
La puerta corrediza se abrió y apareció justo detrás una mirada que le fue familiar, una mirada limpia, cristalina, que buscó sus ojos ansiosos, esperando una aprobación que llegó inmediatamente. Una mirada que pedía perdón sin abrir los labios, que necesitaba amor del bueno, sin reproches. Los obstáculos habían sido vencidos a fuerza de paciencia y valentía, de madurez y convicción.
Allí estaba él, 4 años después. Había esperado mucho, pero hoy parece que fue ayer. Y ese ayer ya no importa.

6 de junio de 2006

La montaña rusa

Creo que esta es la mejor forma de expresar cómo ha sido mi vida desde el jueves. No me ha dado chance de pensar, solo de sentir un montón de cosas que me tienen un poco loco. Cualquiera diría que ando bipolar: un ratico estoy bien, otro ratico ando por el piso.
Comencemos por lo malo. El asunto con Laura va más allá del hecho de que su muerte haya sido una sorpresa para nosotros. La razón por la que me afectó todo el incidente es que Laura muere en unas condiciones en las que, por una razón u otra, veo reflejada la situación en la que se encuentra mi propia madre. Una mujer que decide vivir sola, que no está dispuesta a convivir con nadie, pero que su decisión hace que no ella misma no esté conforme con su vida. Es una gran contradicción: quiero estar sola porque no soporto a nadie, pero no soporto estar sola. Es decir, siento que hay una gran inconformidad, a pesar de que efectivamente, son muchas las razones para estar felices. Pero ella no lo es, siempre tiene una razón para el martirio, el sufrimiento o la arrechera (para nuestros amigos que no sepan, arrechera en nuestro país se traduce como molestia, ira, etc.)
Entonces, el asunto es que la muerte de Laura me estalló la neura, pensando en la situación en la que, en efecto, se encuentra mi propia madre, una mujer de apenas 56 años, pero que ya está jubilada de todos sus trabajos (médico durante 35 años de su vida) y hasta ahora no ha querido dedicarle tiempo a más nada. Evidentemente, no puedo estar tranquilo pensando que ella pueda vivir una situación similar. De hecho, medio en serio medio en broma, mi madre siempre ha planteado el escenario en el que, un mal día, dejemos de saber de ella, y entonces vayamos a la casa y la encontremos ahi. Y lo que no quiero es que pase nada sin que ella sepa que efectivamente lo hablamos, lo discutimos, y que ella esté clara en la vida de que sus hijos han hecho lo imposible porque ella esté bien, pero ella no quiere aceptar que nosotros tenemos nuestra vida y decidimos vivirla a nuestro modo.
Eso es lo malo. El domingo lo pasé espantosamente pensando en eso. Y cada vez que lo pienso me pongo mal.
Ahora lo bueno:
El DVD de Chuíto llegó a Italia, y resulta que el hombre se mostró muy interesado en representarnos en Europa, porque considera que nuestro programa puede ser vendido en prácticamente cualquier mercado. Apenas llegó el correo, mis ojos se convirtieron en los desaguaderos de la represa del Guri. Ustedes dirán "este tipo si es llorón". Pero qué se le hace. Les juro que no estaba preparado para una noticia similar. Lo que pensaba era que me iban a decir algo así como "buen trabajo, sigan esforzándose, pero no es lo que necesitamos". Y fue lo contrario. Hasta nos felicitaron por el trabajo.
Y ayer mismo, en horas de la tarde, nos llamaron de Perú. Habían recibido el material que les enviamos y se comunicaban para felicitarnos y para desearnos la mejor de las suertes en el festival. Lo que quiere decir que la cosa parece que gusta, y el sentimiento es absolutamente abrumador.
¿Están viendo que sí es una montaña rusa?
Besos y abrazos a quien corresponda.

2 de junio de 2006

Laura

Un buen día, finalmente, había terminado de imprimir el trabajo de grado. Como buen estudiante universitario, estaba loco por entregarlo, nervioso por no saber si efectivamente el libro estaba bien. De eso dependía mi título de Licenciado en Comunicación Social.
Laura había revisado en un par de oportunidades mis avances, hasta que ya a mediados del proceso, me dijo: "no te preocupes, que esa tesis está perfecta". ¿Cómo podía saber que estaba bien si no la había terminado?
No fue sino hasta terminar el libro que ella de nuevo lo tuvo entre sus manos, dispuesta a revisarla. Pero yo necesitaba respuestas, quería saber qué le parecía lo que había escrito.
Ella, para calmarme (aunque no sé si realmente causó el efecto que ella deseaba), tomó el mamotreto de 300 páginas encuadernado con cartulina vino tinto, y con aire de despreocupación, se lo llevó hasta la frente, cerró los ojos y respiró. A los tres segundos, abrió de nuevo los ojos, me miró fijamente, y dijo: "Esta tesis tiene 20 mención publicación".
Yo sabía que Laura le metía al brujo, pero eso de que los contenidos de mi esfuerzo de seis meses entraran a ella por osmosis en su cabeza me dejó un poco desconcertado. A partir de ese momento me dediqué a preparar la defensa.
Carlos Eduardo, el jurado, lo dijo muy bien: "Seguro que te entrenaste con una disciplina casi militar para venir a defender lo que escribiste". En efecto, me preparé muy duro, pensé en cada detalle, identifiqué cada posible falla y preparé una respuesta para cada una de las posibles preguntas.
En la defensa, Laura no preguntó nada. Dejó que Carlos Eduardo hiciera el trabajo. Y luego de una hora, se confirmó la sentencia que tres meses antes había hecho mi tutora-vidente: 20 Mención Publicación.
Fui uno de los miles de hijos de Laura Valdivieso. La llamaba "mamá" y le pedía la bendición cada vez que la veía. No puedo decir cómo era, porque creo que ella era el mejor secreto guardado del Caribe. Sólo puedo decir cómo era ella para mí, aunque estoy seguro que muchos de sus hijos coincidiremos en varios de los adjetivos.
Laura fue una guía, una maestra y una gran amiga de sus alumnos. Tenía un caracter fuerte, pero todos sabíamos que sus regaños eran justificados y nacían del amor que nos tenía. Porque quizás el rasgo más importante, el que la hacía especial, era su verdadera y legítima preocupación por nosotros, tanto en lo profesional, en lo educativo, como en lo personal.
Por eso todos éramos los hijos que no tuvo. Por eso tanta gente la quiere. Por eso los medios de comunicación están repletos de personas que hoy lamentamos que ya no esté con nosotros.
Laura vivió como quiso vivir. Fue una decisión conciente, que por otro lado la llevó, irónicamente, a estar sola cuando tantos estuvimos con ella. Una soledad tan pesada y determinante que terminó por quebrantar su ánimo.
La vida es una montaña rusa... la noche de anoche fue otra cosa.
Besos y abrazos a quien corresponda.

1 de junio de 2006

La noche de anoche...

Naky y yo nos conocimos en la universidad. Ella estudiaba Relaciones Industriales, yo Comunicación Social. Tuvimos en común el interés por la política estudiantil y formamos parte de nuestros respectivos centros de estudiantes en la misma época, por lo que terminamos compartiendo mucho de nuestros años universitarios.
Luego, cada quien encontró trabajo y hubo cierta desconexión, la normal cuando se trata de personas que comienzan a hacer su vida por su cuenta. Sin embargo, el destino nos volvió a unir cuando me llaman de su oficina para que forme parte del equipo. Trabajamos dos años juntos, en los que nuestra amistad se vio afianzada. Además, teníamos la suerte de trabajar con otros tantos que habían compartido con nosotros las aventuras y desventuras de la política universitaria, lo cual terminó resultando una recreación de la época.
Luego de dos años yo salgo de ese trabajo y decido montar mi propia empresa, pero ya nuestro cariño era imborrable, por lo que seguimos en contacto a través de las vías que la tecnología ha puesto a nuestra disposición.
Ahora Naky es la reina de los blogs venezolanos (casi una Miss Venezuela, pero MUY inteligente) y yo la sigo venerando como siempre, a pesar de que todavía no ha venido a conocer mi casa -siempre tienes alguna excusa, pero un día de estos te rapto y te jodes, jejeje-.
Anoche, en una de esas medidas de emergencia que uno debe tomar de vez en cuando, decidí que la pasaría buscando luego de su terapia para irnos a conversar todo lo que no hemos conversado en todo este tiempo. Y para la envidia de muchos, creo que fue una noche memorable, nos reímos, hablamos de cosas serísimas, nos comimos alguna cosita... Simplemente estupendo.
En ese sentido, he tomado una decisión inaplazable: no voy a permitir que el trabajo, las rutinas, lo cotidiano, me aleje de mis amigos. Hay que tomarse el tiempo de verlos, de abrazarlos, de conversar. Si uno se pone a hacer una lista y sacar la cuenta de todo lo que uno tiene que hacer en la vida, parece que el tiempo no alcanzaría. Por eso es que perder el tiempo es uno de los pecados capitales de estos inicios del siglo XXI.
Besos y abrazos a quien corresponda...
P.S.: Los paparazzi se enteraron del gran evento (claro, estábamos haciendo un escándalo en el restaurant como para no pasar desapercibidos) y permitimos que nos tomaran esta foto.