25 de octubre de 2006

Melocactus communis


También conocido como melón de costa. Mi abuela comió bastante pichiguey, mi mamá me dio uno para probarlo en un viaje que hicimos a la isla de Margarita cuando yo era apenas un crío (¡y olé!). Resulta que el pichiguey es la fruta que sale de ese cactus, por la parte de arriba. La fruta en cuestión es pequeña, roja, y tiene un sabor dulzón. Para venir de un cactus, pues está muy bien.
Cuando supe de la onda de las frutas, no me pregunten por qué, pues recordé el pichiguey... se lo comenté a la Waricha y no quise que mi blog no tuviera una mención especial a este fruto tan peculiar.
Besos y abrazos a quien corresponda
Firma: El Pichiguey.

24 de octubre de 2006

Y es que te amo tanto...


- ¿Pero se puede saber qué carajo es lo que te pasa?
- Podrías comenzar por no levantarme la voz.
- Coño, pero es que contigo no se puede... ¿Qué pretendes? ¿Que me la cale, así, sin chistar?
- No te tienes que calar nada si no te da la gana, aquí hace rato que no estamos para calarnos nada de nadie.
- Mejor, entonces comprenderás por qué me molesto.
- No, y la mejor forma de que me lo expliques es bajando el tonito. No soy ninguna estúpida y tampoco me merezco la lapidación.
- Ok, está bien.
En ese momento, todas las presunciones fueron cayendo una a una, el muro se fue desarmando ladrillo a ladrillo como en un juego de lego. No, no me gusta ir a casa de tu mamá todos los viernes en la noche. No, no me gusta desayunar solo frutas y cereales para intentar mantener la línea. No, no quiero levantarme todos los domingos a lavar el carro. No, las sandalitas que te compraste no estaban a buen precio, de hecho me pareció que era un robo a mano armada. No, no quiero levantarme a las cinco de la mañana a caminar contigo en el Parque del Este. No, no me gusta cada vez que me comentas que los maridos de tus amigas son mejores que yo. No, no tenemos tantas cosas en común como tu crees. No, no puedo estar todo el tiempo contigo, a veces necesito salir con otras personas y conversar sobre otras cosas (aunque termine conversando siempre de ti y termine a tu lado contándote todo lo que hice y cuánto te extrañé). No, hoy llegué demasiado cansado del trabajo para ayudar a Miguel con la tarea. No, no te compré la guevonadita que me pediste que te comprara porque se me olvidó (y justo esa pendejada era imprescindible para que tu día fuera una maravilla). No, a veces no soy el marido perfecto con el que soñaste que te ibas a casar.
- Y es que te amo tanto que a veces no te soporto...

La pared estaba en el suelo. Desarmada pieza a pieza. Y es que te amo tanto, que tomaron cada ladrillo y lo colocaron lentamente en su sitio. Y donde hubo alguna vez una pared que lucía abandonada y maltratada, ahora había una nueva pared, con ladrillos que estaban allí desde hace mucho, pero también con otros ladrillos un poco más nuevos, de esos que no habían descubierto antes. Y es que te amo tanto, que ahora la pared era más resistente. Quizás no indestructible, pero sí muy fuerte, capaz de soportar otros tantos que a veces no te soporto.
Porque el amor se construye con ladrillos de verdad.

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La obra es de un artista llamado Lacamara, y la pieza se llama "La Pareja"

21 de octubre de 2006

La maleta

- ¿De quién es esa maleta?
La cinta de maletas del aeropuerto estaba vacía. La maleta estaba en el piso, esperando. No estaba en la cinta, girando, sino en el piso. Alguien del grupo debía haberla bajado de la cinta, y ahora no aparecía el dueño.
- ¿Alguien sabe de quién es esta maleta?
Todos se miraban consternados. La maleta era particularmente llamativa: rosada, llena de etiquetas de lugares distintos, que hacían presumir que su dueño la había llevado consigo a muchos lugares.
- ¿Alguien vio a la persona que traía esta maleta?
Nadie contestaba. Este era un vuelo charter, alquilado especialmente para este grupo de parejas que decidió visitar una hermosa isla del Caribe. Lo extraño era que la maleta no perteneciera a ninguno de ellos.
- ¿Qué hacemos con la maleta?
- ¿La abrimos? Capaz y adentro hay algo que identifique al dueño...
- No me parece, está muy bien cerrada. Fíjate, candado y combinación. Tendríamos prácticamente que romperla.
- ¿Y a quien se la dejamos entonces?
- Ya va... primero vamos a confirmar algo: ¿Estamos todos los que somos?
- A ver... 1, 2, 3... 12, 13... 17 y 18. Sí, están todos.
- ¿Y la maleta no es de ninguno de ustedes?
De nuevo silencio. La maleta no tenía dueño.
- ¿Cuáles son las opciones?
- Llevarla con nosotros o dejarla acá en el aeropuerto.
- ¡O abrirla!
- ¿Usted querría que le abrieran su maleta si se le pierde?
- Si eso significa que me la hagan llegar de nuevo porque logran identificarla, sí...
- No tiene nombre ni dirección por fuera... Nada asegura que esté identificada por dentro.
- No, pero vale la pena intentar.
- Dejémosla en el aeropuerto. Alguien se hará cargo.
Algunos empezaron a mirar a los lados, pero a esa hora de la noche el aeropuerto tenía pocas personas.
- Alguien debe estar a cargo.
- Sí, liberémonos de esa carga y vámonos al hotel.
Intentaron cargar la maleta, pero no se movió de su sitio.
- ¡Está muy pesada!
- ¿Pero a quien se le ocurre traer una maleta tan pesada?
- Es como si estuviera pegada al suelo.
- Yo digo que la dejemos. Alguien sabrá qué hacer con ella.
- Es cierto, aunque me mata la curiosidad.
- ¿De qué?
- De saber qué tiene dentro.
- Ya dijimos que no la abriríamos...
- Lo dijeron ustedes, yo con todo gusto trataría de abrirla a ver qué contiene.
Algunos la vieron con cara de reproche, pero otros pensaban igual.
- Miren que la curiosidad mató al gato.
- Vamos, ¿qué es lo peor que puede pasar?
- Es una maleta, en una isla apartada del Caribe...
- Nada puede pasar.
- Yo no estoy de acuerdo con abrirla.
- Bueno, entonces por qué no te vas y dejas que nosotros hagamos lo que queremos... Cada quien es libre de sus actos.
- Sí, pero es una violación a la intimidad.
- Es muy simple, a esa persona se le perdió su maleta y no hay forma de devolvérsela.
- Así que mejor abramos la maleta.
- No.
- No va a pasar nada.
- No quiero ser cómplice de esto.
- ¡Es una puta maleta! ¿De qué complicidad estás hablando?
- ¡Capaz y le estamos haciendo un favor al dueño!
- Entonces hagan lo que les venga en gana, yo me voy.
- No, yo no voy a permitir que abran la maleta.
- Vamos a llevarla con nosotros y luego decidimos, cuando estemos más calmados.
- ¿Quién está a favor de llevarnos la maleta?
Las manos no se levantaron.
- ¿Y quién la cargaría? ¿No vieron lo pesada que está?
- Está bien. ¿Quién piensa que debemos dejar la maleta?
Solo tres levantaron la mano.
- ¿Quién cree que hay que abrirla?
Esta vez se levantaron 5 manos.
- ¡Somos mayoría! ¡Abramos la maleta!
- No señor, un momento. 5 de 18 no hacen mayoría.
- Pues no me importa lo que piensen los demás. Voy a abrir la maleta.
- ¡Espera! ¡No es justo!
- ¿Justo con quien? Señores, estamos hablando de una maleta...
- Pero no es tu maleta.
- A estas alturas y en estas condiciones, con esta maleta hago lo que me dé la gana.
- Déjalo... total, ya ni me importa lo que hay en la maleta.
- ¿Estás viendo? ¿Ves que ya no importa?
- Bueno, si a nadie le importa, pues abramos la maleta.

La reportera de televisión estaba en el lugar de los acontecimientos:
- Aún no quedan claras las circunstancias en las que 18 turistas han fallecido en el aeropuerto de la ciudad. Han acordonado la zona y todavía no hay suficiente información al respecto. El único testigo, un obrero del aeropuerto, dijo haber encontrado los cadáveres alrededor de una cinta que transporta las maletas. Ya la zona ha sido revisada por los forenses. Ahora mismo, los cuerpos y sus pertenencias están siendo llevados a los laboratorios, para su análisis.

En una avioneta que se dirige a algún lugar del Pacífico, una maleta rosada seguía su camino a otro aeropuerto, con una nueva calcomanía en su haber.

18 de octubre de 2006

Luna de miel


Los dos iban tomados de la mano. Caminaban con tranquilidad, llevados por la dicha de compartir un momento juntos. La brisa, la arena, la música del mar y el atardecer eran sus compañeros de camino.
No dijeron nada durante un buen rato. No hacía falta, las palabras estaban de más. Eran solo ellos y la belleza de la que formaban parte, de un momento anhelado durante mucho tiempo. La playa era inmensa y su larga hilera de huellas aun era visible. Sin embargo, mirar atrás no era una opción. Ese día, poco antes, habían tomado una decisión.
En la mano de ambos, el dedo anular hizo honor a su nombre. Los aros, perfectos y pulidos, relucían con los últimos rayos del sol. Ahora las huellas quedarían impresas siempre cercanas en la arena blanca. Caminarán juntos desde hoy.
Carlos y Luis se detuvieron un momento y se miraron tiernamente. Un beso inundó de amor la playa y ocupó cada rincón del océano, haciéndolo infinito.

La eternidad del amor no se mide en tiempo real.
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La foto es de la maravillosa Bahía de Juangriego, en la Isla de Margarita, en Venezuela.
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Actualización: Ayer se cumplieron 58 meses de la decisión... dos más y llegamos a los cinco años...

14 de octubre de 2006

Kuan Yin, Diosa de la Misericordia...

En muchos templos de Taiwan se encuentra la imagen de una diosa de semblante benevolente. La deidad es Kuan-yin, conocida en sánscrito como Avalokitesvara, y es uno de los bodhisatva (iluminado) más populares y más importantes. Su culto se extiende por toda China, Tíbet, y casi todos los países del Noreste y Sudeste Asiático.
Ella es la guardiana del mundo presente, siendo la transición entre el histórico buda Sakyamuni y Maitreya, el buda del futuro. Kuan-yin es la diosa de la misericordia en el budismo chino. Para los budistas tibetanos es el buda de la compasión.
En términos teológicos, la veneración de Avalokitesvara o Kuan-yin en China puede ser clasificada en tres categorías: exotérica, esotérica y sinificada.
La tradición exotérica es la más arraigada y la representación de la figura serena de la diosa es la más común en los templos y altares familiares en Taiwan. Kuan-yin es presentada como una diosa normal con una corona que tiene como diadema un buda. Sus brazos sostienen objetos auspiciosos, tales como una flor de loto, una rama de sauce o un rosario.
La versión esotérica presenta a Kuan-yin con once cabezas y múltiples brazos que sostienen una amplia variedad de instrumentos usados para ayudar a los fieles a liberarse de todas las formas de males y dificultades. Esta versión suele ser conocida como el “Kuan-yin de mil brazos y mil ojos”. En las imágenes chinas generalmente se muestran sólo dieciseis brazos que sostienen objetos esotéricos tales como espadas, rosarios, flores, etc.
El origen de esta iconografía se basa en una leyenda donde se dice que Avalokitesvara prometió no descansar sino hasta liberar a todos los seres humanos del sufrimiento. Después de trabajar diligentemente en esta tarea por un largo tiempo, la deidad descubrió que el número de seres miserables que debía salvar era inmenso y muchos de ellos no apreciaban su esfuerzo y volvían a recaer en las mismas debilidades que causaban su sufrimiento. Su desesperación fue tal que su cabeza reventó en miles de pedazos. El buda Amitabha, al ver la situación, recogió las partes y las volvió a unir, convirtiéndose en un cuerpo con muchos brazos y muchas cabezas. Así, Avalokitesvara puede trabajar con miles de almas al mismo tiempo, liberándolas de sus diferentes sufrimientos.
En la iconografía esotérica también se representa la deidad con un ojo en la palma de cada mano, representando su actitud siempre vigilante para librar de los males al ser humano.
La versión sinificada de la veneración a Kuan-yin se basa en las tradiciones populares de China que surgen de los textos apócrifos y leyendas que se han acumulado a través de los siglos. Las imágenes más populares de este género en Taiwan incluyen las de la “Dama del Vestido Blanco”; “Kuan-yin otorgando niños”, “Kuan-yin del cesto de peces” y “Kuan-yin del Mar del Sur”.
Fragmentos del texto de Luis M. Chong publicado en el Diario La Nueva Prensa el 21 de Mayo de 2001)

No quería colocarles este video (que encontré casi por casualidad) sin colocar alguna información sobre Kuan Yin. Creo que la danza que realzan estos chinos es de una belleza pasmosa...
Otra particularidad de este grupo de bailarines es que todos poseen discapacidad auditiva, por lo que bailar de esta manera tiene aun más mérito.
Besos y abrazos a quien corresponda.

6 de octubre de 2006

Desconocidos


- Llegaste temprano. No te esperaba a esta hora.
- Terminé antes.
- ¿En serio? Qué novedad.
- ¿No me crees?
Ella se le quedó viendo como quien mira a una cucaracha recién aplastada con tripas afuera y todo.
- Me apuré porque quería ver la pelea que dan hoy en televisión.
- ¿La novela?
- Chistosa.
- Pensé que estarías harto de peleas, como para ver una en televisión.
- Pensé que estarías harta de pelear, pero parece que no hay forma de que vuelvas a la normalidad.
- ¿Normalidad?
- Sí, últimamente andas histérica todo el tiempo.
- Mira quien habla.
- Yo no ando histérico.
- No, si por primera vez en mucho tiempo tienes razón. Esa no es la mejor manera de describir tu caracter.
Ahora fue él quien le devolvió la mirada.
- Huraño, callado, malhumorado... eso por no decir "ladilla". Te has vuelto un hombre muy aburrido.
- Yo lo que me pregunto a estas alturas es qué fue primero, el huevo o la gallina.
- No me irás a culpar de tu cara de culo.
- ¿Y a quién culpo, entonces? ¿Al Papa?
- Entonces la razón de tu cara de culo soy yo.
Él se quedó viendo fijamente a la televisión, temiendo contestar.
- Y yo que pensaba que la razón de mi amargura eras tú.
- ¿Yo?
- No, el guevón del amante con el que tengo que fingir los orgasmos porque lo tiene chiquito.
- ¡Respeta!
- ¿Quieres cotufas para la pelea?
- ¿Perdón?
Ella intentó ver en él al hombre que conoció hace ya no sabe cuánto tiempo atrás. Él miraba la televisión, aunque solo trataba de recordar a la mujer con la que se casó.
- Fue un placer conocerte.
- Lo mismo digo.

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La obra es del venezolano José Dudamel, se llama "Pelea de Gallos" y la coloco especialmente para Rafico.

4 de octubre de 2006

8 años

Mañana se cumplen 8 años. Sé que parecen pocos, pero para mí han sido toda una eternidad. En 8 años pueden ocurrir muchas cosas, como por ejemplo que nazca tu hijo, dé sus primeros pasos, comience a hablar, aprenda los colores, a leer, a escribir, luego vaya al colegio y comience a tener amiguitos.
En 8 años puedes comenzar y terminar una carrera universitaria, conseguir empleo y forjarte una carrera, ganar un sueldo o hasta montar tu propio negocio.
8 años pueden servir también para conocer el mundo, viajando si puedes, o simplemente a través de toda la información que decidas tener a través de todos los medios a tu disposición. Quizás no sea tan emocionante, pero seguramente puede ser enriquecedor.
También puedes decidir enamorarte, puede ocurrir que conozcas a la mujer de tu vida, y en ocho años, puedes forjar una relación sólida, una de esas relaciones que son para siempre con la persona que quieres a tu lado. Sé que hoy en día eso parece una utopía, pero me gusta soñar con esa idea.
Aunque no necesariamente todo tiene que ser bonito. Podrías tener un accidente de esos que ocurren a cada rato en una carretera y pasar ocho años de tu vida intentando recuperarte del golpe.
En todo este tiempo un gobernante habría podido cambiar una ciudad o un país si lo deseara. Ocho años pueden servir para que la gente aprenda a querer un poco más a su pueblo y poco a poco las cosas empiecen a funcionar.
Pueden comenzar guerras y terminar con centenares o miles de muertos, poblaciones destrozadas y heridas imposibles de cicatrizar. Aunque también es posible que ese tiempo sirva para consolidar la unión entre mucha gente que antes parecía no poder escucharse.
En todo este tiempo pueden ocurrir catástrofes ecológicas, y los seres humanos podríamos acabar con ecosistemas enteros con solo ocasionar un accidente con un tanquero petrolero. De hecho, acabar con el planeta no nos costaría nada, a excepción de nuestra propia vida, y no se necesitan los ocho años para lograrlo.
Podría dejarme crecer el cabello muy largo, quien sabe si me llegue hasta la espalda. De ahora en adelante exigiré que no me lo corten, no quiero que me sigan afeitando la cabeza al rape.

Hoy cumplo ocho años en este infierno blanco. Seguro que allá, afuera, pasaron muchas cosas. Yo estoy condenado a no saber.

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Actualización: Silmariat nos regaló esta canción, y aquí se las dejo...