1 de abril de 2007

Asco

- ¿Qué te parece?
- ¿Que qué me parece?
- Sí, qué te parece.
- ¿Cómo me va a parecer?
- No sé, dime tú.
- ¿Tú que crees?
- Coño, si te estoy preguntando es porque no sé.
- Bien bonito.
- Seré adivino yo, acaso.
- No hace falta ser adivino.
- ¿Ah, no?
- Tú de lo que sufres es de una extrema flojera mental.
- ¿Flojera ment...? ¿De qué carajo estás hablando?
- Lo hemos conversado miles de veces. Lo que pasa es que tú me haces tanto caso que lo que te digo se te olvida.
- No empecemos a jugar el jueguito de la mártir, que tú sabes que me saca la piedra.
- ¡Qué mártir ni qué carrizo! ¿Cómo crees tú que me puedo sentir si me parece que no me prestas atención?
- Tienes toda mi atención, pero no tengo poderes telepáticos, eso es todo.
- No hace falta la telepatía. Lo que sí hace falta es intención, cosa que tú no tienes.
- ¿Tú como que amaneciste con ganas de pelear?
- ¿Yo? Jamás. Yo nunca amanezco con ganas de pelear. Lamentablemente siempre me terminas dando razones para hacerlo.
- ¡Carajo!
- ¡A mi no me vas a dejar hablando sola!
- ¡Será peleando sola! Pues claro que me voy, total, si yo soy quien te da motivos para pelear, entonces la mejor manera de que no pelees es que yo no esté.
- Te quedó lindo el razonamiento, de una lógica tan simple que es una mierda.
- ¿Qué esperabas? ¿No ves que me da flojera pensar?
- Ahora sí me jodí yo...
- Pero si el que está jodido aquí soy yo, que hasta Alzheimer debo tener porque, según mi mujer, no me acuerdo de nada de lo que ella me dice.
- ¡No me gusta!
- ¿Perdón?
- ¿Querías saber qué me parece? ¡Un asco, me parece un asco!
- ¿Y no me podías decir que no te gustaba sin armar tanto rollo? ¿O es que teníamos que pasar por nuestra ración de pelea diaria para que fueras más feliz?
- ¿Cómo puedes pensar que pelear me hace feliz?
- A estas alturas, eso parece. Te gusta pelear conmigo. Con el resto del mundo eres todo amor y sonrisas, pero conmigo... ¿Para qué te casaste conmigo?
- Nos casamos, papi, nos casamos...
- Sí, pero yo tengo claro una cosa: no me casé contigo para estar peleando.
- ¿Y yo sí?
- ¡Dios!
- ¿A dónde vas?

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La obra se llama "Los Amantes", del pintor francés René Magritte.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

hay gente a quien le encanta pelear y busca mil razones para acabar haciendolo y así luego reencontrar el placer de la reconciliación

Câline dijo...

Quedé exhausta!!
Cómo me odio cuando me pongo así!
Menos mal que no es seguido.

Pedro J. Sabalete Gil dijo...

La forma es la que articulas los diálogos me parece maravillosa, son de una naturalidad que envidio.

Amigo, creo que es una ganancia que hiciste del teatro.

Saludos.

Casanova dijo...

Magritte genial,me encanta el cuadro The Empire of Light,un día contaré cuando un cura precioso,quiso invitarme a una muestra de Magritte a Venezia,y luego canceló la invitación porque vio en mí la tentación,una serpiente inmensa que le ofrecería la manzana rojísima,jejeje.
El diálogo me recuerda al genialísimo RAYMOND CARVER.Estupendo

Naky Soto Parra dijo...

Y el que no se siente reflejado ¡que tire la primera frase! ¡jajaja!

Tú y tus cosas mi estimado...

Un abrazo sin discusión,