Decidieron tomarse un momento para descansar. Habían viajado demasiado y las alas ya no aguantaban más. Divisaron una pequeña planta de tomate que recién comenzaba a cargar.
Se posaron suavemente sobre el tallo de la planta. Y el tomate se alegró de ver que tenía compañía.
Y fue tal la alegría del tomate y la amabilidad con la que recibió a sus nuevos amigos, que los insectos olvidaron cuál era su destino. Olvidaron que estaban viajando y que apenas se habían detenido a descansar. Incluso, olvidaron cómo fue que, un buen día, el tomate se convirtió en su hogar.
2 comentarios:
Un tomate es un buen hogar, el problema es cuando este hogar se vuelva rojo, la familia de esos dos crezca y tengan que buscar otras frutas… Conozco hogares que hacen en tomateras y hogares que se lanzan tomates….
PD
Aquí en Colombia la marcha del orgullo gay tuvo un sentido de protesta por el asesinato de los secuestrados y por los derechos patrimoniales…, siento que cuestionas el ambiente festivo de dicha celebración, siento a ajos profanos se pierde el trasfondo de cambio que debe haber…
Un abrazo.
Qué belleza Jogreg, el escrito y la fotografía, no se cual es más bonito...un abrazo!
Publicar un comentario