Transcurrió el primero de mayo, día de los trabajadores, y la historia fue la misma. Los trabajadores socialistas manifestaron tranquilamente e hicieron sus recorridos hasta llegar a reunirse con el líder máximo de esta revolución, quien como siempre arengó a sus seguidores para continuar con el proceso de profundización de este proceso llamado humanista, solidario, profundamente comprometido con los trabajadores y obreros.
Por la otra, un grupo de facinerosos pagados por el imperio y movidos por los valores más antidemocráticos, buscando únicamente poder recuperar el poder económico y político que le ha arrebatado el poder popular con el Presidente Chávez a la cabeza, quiso llegar a la Asamblea Nacional para, entre otras cosas, manifestar su inconformidad frente a un gobierno considerado anti-obrero, irrespetuoso de las diferencias, atropellador de la dignidad humana, ignorante de los derechos humanos y demás.
Por supuesto, una barricada de la Policía Metropolitana y la Guardia Nacional esperaba en las inmediaciones de la Fiscalía General para no permitir que este grupo de golpistas llegara a la sede del parlamento venezolano, zona vedada para quienes no están de acuerdo con las políticas y la ideología reinante en el país. Gas y perdigones de por medio, la manifestación opositora escuálida y conformada por un montón de revoltosos fue disuelta eficazmente por las fuerzas del orden público, quienes debieron tomar tales medidas considerando la amenaza que este grupito significaba tanto para las instalaciones del parlamento como para los propios policías.
Y entonces sale un político de esos opositores que, ante la pregunta de un reportero de un canal de oposición “¿y ahora qué debe hacer el pueblo de Venezuela?”, el político apátrida dice a todo gañote, en vivo y directo: “pues arrecharse y salir a la calle”. Fin de la transmisión.
Arrecharse y salir a la calle. ¿Será que algún día nos arrecharemos y saldremos a la calle? ¿O insistiremos en permitir que esta sea la versión de la historia que quede escrita en los libros? ¿Qué es lo que va a hacer que la gente se arreche y salga a la calle? ¿Qué es lo que tiene que pasar?
Si me lo preguntan, las razones por las que esta historia se repite son muchas, y buena parte de ellas, cuidado sino todas, tienen que ver con el excelente y muy eficaz trabajo político que ha logrado desarrollar el presidente Chávez y la incapacidad de la oposición de generar una respuesta consistente frente al avance de la revolución.
Todos los venezolanos compramos la idea de que cualquier salida de Chávez que no sea por la vía de los votos será una verdadera tragedia para el país. Se supone que los golpes de estado son una vía poco civilizada para dirimir diferencias y que para eso existen instituciones que de algún modo deben respetarse para que los cambios puedan darse en paz y democracia. Entonces, salir a la calle a sacar a Chávez de Miraflores es malo, no está bien, es una pésima idea. Vean lo que pasó el 11 de abril y sabrán a lo que estoy refiriendo.
Además, tenemos la percepción de que el presidente Chávez cuenta con 6 millones de personas, al menos tomando en cuenta los votos de la última consulta popular, que están dispuestos a continuar viviendo bajo el régimen “socialista” liderado por él. Pero para colmo de males, no nos hemos hartado de escuchar que “no nos equivoquemos, que esta revolución es pacífica, pero armada”. Es decir, que un grupo, aunque sea ínfimo, pero grupo al fin, está armado hasta los dientes para no permitir que ocurra un nuevo golpe que les quite a su presidente de la silla. Entonces, si salimos a la calle e intentamos llegar a donde sea que queramos llegar, pues allí estará no solo la Fuerza Armada y la Policía Metropolitana, sino que encontraremos mucha gente dispuesta a matar por Chávez.
Y aquí es donde uno se pregunta: ¿Quién va a ser el primer muerto esta vez? El 11 de abril de 2002 murieron unos cuantos y los que terminaron presos los policías. Quienes dispararon desde Puente Llaguno terminaron erigidos como héroes de la revolución, defendían con su vida el régimen y disparaban contra la Policía Metropolitana, que según la historia oficial, se encontraba colaborando con el golpe en marcha. Un golpe llevado adelante por un montón de fascistas financiados por la CIA y el imperio, que ve con malos ojos que Chávez sea una influencia tan importante en Latinoamérica y acabe con los jugosos negocios de los capitalistas gringos.
¿Arrecharse y salir a la calle? Ni de vaina, ¿verdad?
A lo que uno se pregunta: ¿será que existe la vía institucional para cambiar de gobierno? ¿Seremos capaces como venezolanos de dirimir estas diferencias por la vía democrática? No estoy seguro de ello. Pero creo que tal y como están las cosas, nos vamos a quedar sentados esperando porque es muy difícil, sino imposible, pensar en un sistema democrático para resolver un problema que, de entrada, se desarrolla en un ambiente donde la democracia no existe. Donde no hay democracia, no hay razonamiento democrático que valga. Y hace mucho rato que la lógica de la democracia dejo de existir en nuestro país, aunque el presidente Chávez pregone lo contrario cada vez que se monta en una tarima. Porque según él, democracia es solo ganar elecciones, y esa no es la democracia que yo conozco.
La historia la escriben los vencedores, y por ahora, son los fascistas opositores los grandes perdedores en este cuento. Alguien me dijo que no hay mal que dure 100 años, ni cuerpo que lo resista. Aquí pueden pasar dos cosas: este mismo mal lo tiene Cuba desde hace 50 años, así que todavía le faltan unos cuantos años para acabarse... o nuestro cuerpo explotará antes de que esto se acabe.
1 comentario:
Hola gordito, como has estado, espero que de maravilla jejeje…. Cuídate mucho, pase a saludar. Me encanto tu nueva plantilla, te felicito por el nuevo diseño te quedo padre, se ve como que limpiecito la obra.
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