25 de enero de 2007

Escondite

- Esto que me está pasando no tiene nombre...
- ¿Que no? Yo le puedo nombrar de muchas maneras.
- Sabes a lo que me refiero.
- ¡Déjate de pendejadas!
- No son pendejadas. Para mi no es una pendejada andar por la vida escondiéndome.
- Te escondes porque quieres.
- ¿Porque quiero?
- No, tienes razón, te escondes porque no quieres... Esta vaina parece una enfermedad.
- "Es" una enfermedad.
- No chico, no me refería a eso. Además, estoy seguro de que muchos que te oigan te darían dos lepes por andar hablando guevonadas.
- ¿Y entonces?
- Razón tienen muchas mujeres que dicen que ya no hay hombres.
- Ahora sí me jodiste.
- No, hermano, yo no he jodido a nadie. Ellos se joden solitos. Ya no hay hombres, eso es un hecho.
- Me vas a decir que todos son maricos ahora...
- No, la hombría no tiene nada que ver con el hecho de con quien te acuestes, sino con la manera en que lo enfrentas. Hace rato que a los hombres nos "caparon", ya no tenemos cojones. Vivimos escondidos como ratas, como quien está cometiendo el peor de los pecados...
- Hay quien dice que es pecado.
- ¡Pues allá ellos! La gran pregunta es si vas a dejar que el resto del mundo te diga como es que tienes que vivir, si vas a permitir que tu felicidad dependa de que unos cuantos miren con buenos o malos ojos con quien te acuestas.
Escucharon unos pasos que se acercaban. Luego, la puerta.
- ¡Por favor, desalojen que ya se les agotó el tiempo!
Decidieron darse una ducha antes de salir, pero el agua caliente y la visión del cuerpo desnudo del compañero hicieron que las ganas pudieran más que los tipos del motel de mala muerte que reclamaban por la habitación, así que tuvieron una nueva sesión de sexo rápido pero estruendoso. Salieron de la ducha, se vistieron rapidamente, y pagaron el adicional que les cobró el hotel por el tiempo extra.
- Esto es lo que cuesta un polvo.
Se besaron rapidamente en el estacionamiento del hotel. La realidad los recibió nuevamente, como si nada hubiera pasado.
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La obra se llama "El impertinente", y es de la artista Soledad Pulgar.

5 comentarios:

Unknown dijo...

Bueno pues esa es la realidad de muchos...que se le hace?
Muy bueno, muchos saludos

gustavo dijo...

Ciertamente, cuán difícil es decidir dejar el escondite. Pero, qué felicidad cuando te atreves a quitarte las máscaras.

rafico dijo...

Sexo....
Cuantas divagaciones nos cuesta ese tema y cuan pocas veces podemos compartirlas...
Grandes decisiones, grandes hombres...

Cordial saludo

Ivan Jaquez dijo...

Hey! saludos por aquí!

Jogreg dijo...

Loco: Pues la idea es hacer algo... si no, seguimos apendejeados dejando que el tiempo pase....

Gustavo: Liberación, lo llaman...

Rafico: Yo trato de compartirlas cada vez que puedo...

Ivan: ¡Bienvenido de nuevo!

Muchas gracias por pasar por esta, su casa... Saludos.