2 de junio de 2006

Laura

Un buen día, finalmente, había terminado de imprimir el trabajo de grado. Como buen estudiante universitario, estaba loco por entregarlo, nervioso por no saber si efectivamente el libro estaba bien. De eso dependía mi título de Licenciado en Comunicación Social.
Laura había revisado en un par de oportunidades mis avances, hasta que ya a mediados del proceso, me dijo: "no te preocupes, que esa tesis está perfecta". ¿Cómo podía saber que estaba bien si no la había terminado?
No fue sino hasta terminar el libro que ella de nuevo lo tuvo entre sus manos, dispuesta a revisarla. Pero yo necesitaba respuestas, quería saber qué le parecía lo que había escrito.
Ella, para calmarme (aunque no sé si realmente causó el efecto que ella deseaba), tomó el mamotreto de 300 páginas encuadernado con cartulina vino tinto, y con aire de despreocupación, se lo llevó hasta la frente, cerró los ojos y respiró. A los tres segundos, abrió de nuevo los ojos, me miró fijamente, y dijo: "Esta tesis tiene 20 mención publicación".
Yo sabía que Laura le metía al brujo, pero eso de que los contenidos de mi esfuerzo de seis meses entraran a ella por osmosis en su cabeza me dejó un poco desconcertado. A partir de ese momento me dediqué a preparar la defensa.
Carlos Eduardo, el jurado, lo dijo muy bien: "Seguro que te entrenaste con una disciplina casi militar para venir a defender lo que escribiste". En efecto, me preparé muy duro, pensé en cada detalle, identifiqué cada posible falla y preparé una respuesta para cada una de las posibles preguntas.
En la defensa, Laura no preguntó nada. Dejó que Carlos Eduardo hiciera el trabajo. Y luego de una hora, se confirmó la sentencia que tres meses antes había hecho mi tutora-vidente: 20 Mención Publicación.
Fui uno de los miles de hijos de Laura Valdivieso. La llamaba "mamá" y le pedía la bendición cada vez que la veía. No puedo decir cómo era, porque creo que ella era el mejor secreto guardado del Caribe. Sólo puedo decir cómo era ella para mí, aunque estoy seguro que muchos de sus hijos coincidiremos en varios de los adjetivos.
Laura fue una guía, una maestra y una gran amiga de sus alumnos. Tenía un caracter fuerte, pero todos sabíamos que sus regaños eran justificados y nacían del amor que nos tenía. Porque quizás el rasgo más importante, el que la hacía especial, era su verdadera y legítima preocupación por nosotros, tanto en lo profesional, en lo educativo, como en lo personal.
Por eso todos éramos los hijos que no tuvo. Por eso tanta gente la quiere. Por eso los medios de comunicación están repletos de personas que hoy lamentamos que ya no esté con nosotros.
Laura vivió como quiso vivir. Fue una decisión conciente, que por otro lado la llevó, irónicamente, a estar sola cuando tantos estuvimos con ella. Una soledad tan pesada y determinante que terminó por quebrantar su ánimo.
La vida es una montaña rusa... la noche de anoche fue otra cosa.
Besos y abrazos a quien corresponda.

6 comentarios:

Unknown dijo...

No es por salido suena a que le paso algo malo, debo resaludar a mis profesores panas.

PD: buenas experiencias que mejoran nuestra vida en todos los aspectos.

Carmelo Lattassa dijo...

Hace tres años murió un amigo mio. Entonces yo estuve triste y para aliviarme iba al cementerio cada fin de semana. Llevaba flores, me quedaba ahí sentado mirando lo que pasaba, hablaba a la lápida y de pronto... empecé a dejar de ir hatas que me di cuenta que él ya no estaba ahí... ya no estaba... Así termina el viaje, emprendiendo otro camino... un abrazo amigo mio...

Carmelo Lattassa dijo...

Hace tres años murió un amigo mio. Entonces yo estuve triste y para aliviarme iba al cementerio cada fin de semana. Llevaba flores, me quedaba ahí sentado mirando lo que pasaba, hablaba a la lápida y de pronto... empecé a dejar de ir hatas que me di cuenta que él ya no estaba ahí... ya no estaba... Así termina el viaje, emprendiendo otro camino... un abrazo amigo mio...

Anónimo dijo...

yo poco la conocí, trabaje cone lla en el proyecto d la máquina de chuito, y relamente era una mujer muy dificil, pero a la vez muy agradable, fue grato haberla conocido

EBE dijo...

no conocí a Laura, pero siento que vive en cada uno de sus alumnos/amigos.

Silmariat, "El Antiguo Hechicero" dijo...

...


No puedo comentar mucho más.