Escuchaba atento las noticias. Nadie podía distraer su atención de lo que el aparato estaba narrando en aquel momento que todo parecía estar envuelto en incertidumbre. A su alrededor no se escuchaba otra cosa: esa era una de las ventajas de vivir alejado del mundanal ruido de la ciudad, aunque no tan lejos como para estar desconectado de ella. Tenía que manejar unos 45 minutos todos los días para llegar a su oficina, con la suerte de que su horario era bastante flexible y no estaba amarrado a su escritorio. Su trabajo era la calle, visitar clientes, reunirse con proveedores, calarse el tráfico infernal de la ciudad y hablar, hablar, hablar.
Ahora no podía decir una palabra ante lo que se desarrollaba frente a sus ojos. Las imágenes de la televisión eran elocuentes. Una multitud impresionante de gente se agolpaba en una de las avenidas más amplias de la ciudad, frente a una tarima desde donde el líder los hacía gritar consignas y cantos de victoria. Y mientras más veía, mientras más escuchaba, más se sentía paralizado. El país en el que nació, creció y en el que pensó que moriría, aquel que alguna vez quiso que su hijo disfrutara tanto como él lo hizo, ya no es más.
Poco después, o al menos en un tiempo que le pareció mucho más corto del que en realidad había transcurrido, se encontraba en la fila de inmigración del aeropuerto de Miami. Un hombre que parecía dos veces más grande que él, perfectamente uniformado, revisaba su pasaporte.
- ¿Motivo de su viaje?
- Negocios.
- ¿Cuanto tiempo piensa estar en el país?
- Dos semanas.
Mentía.
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El cuadro forma parte de un tríptico llamado "El Adiós", del artista Juan M. Valcarcel Obelleiro
4 comentarios:
Bonito y muy real relato.
...
Sin comentario, pero con ganas de charlar y meditarlo.
Todo lo mejor para ti
Es un asilado porque entiendo que se va al no encajar en el país. Me hago idea y comprendo a su personaje.
Abrazos.
Chica fina: gracias por tu comentario.
Silma: De eso hablamos aquí todos los días...
Goathemala: es un rollo que tenemos en muchos de nuestros países y que ustedes viven como receptores. El concepto de ciudadano global se pierde cuando te das cuenta que ante una situación como esta dejas de tener patria.
Saludos a todos, gracias por pasar.
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