Nadie sabía cuando sería exactamente el momento. Los rumores que habían corrido por el lugar decían que viajar era una experiencia única, aunque duraba muy poco tiempo. Con suerte, si una buena brisa los atrapaba, llegarían muy lejos. Nadie sabía de donde provenían esos rumores, pero solo imaginarlo resultaba emocionante. Todos esperaban que ese destino se cumpliera para ellos.
Un día, igual a cualquier otro -aunque no para ellos- ocurrió. El botón estalló como una gran bola de fuegos artificiales. Todos salieron disparados, y sus plumas se desplegaron a la espera de que, en cualquier momento, eso que llaman brisa los alejara de su raíz.