Chávez debe sentirse satisfecho del resultado, incluso lo ha manejado hasta ahora con cierta tranquilidad, a pesar de que perdió Caracas –que no es la joya de la corona, a pesar de todo: es muy facil hacer un mal gobierno en Caracas y salir con las tablas en la cabeza; ¿no se han fijado que los candidatos opositores salen de otro lado, que no de la capital?-; perdió Zulia y Nueva Esparta por un margen considerable y Táchira y Carabobo no las asalta por un pelo de rana calva.
Entonces, Chavez no ha perdido nada... por ahora.
El total de sus votos, sobre los 5,4 millones, le recuerdan cuál es su base de apoyo popular: de 50% a 60% de la población que ha aparecido siempre en las encuestas como adicta al presidente y su gobierno. Son los que creen que este sistema efectivamente les va a dar un país mejor y les va a resolver los problemas. O en todo caso, los que piensan que, aunque Chávez y su gestión no sean tan efectivos, siempre será mejor que “regresar al pasado”.
Jorge Rodríguez hacía notar la diferencia entre estos votos del 23N y los alcanzados el 2D y pienso que él mismo no se engaña aunque diga lo contrario: la población chavista no creció 30% ni 40% en un año: la diferencia demuestra simplemente que la reforma constitucional no fue “comprada” por buena parte de esa base favorable al presidente, que prefirió no votar antes de darle el voto a los “oposicionistas”. Siguen siendo los mismos 5 millones y tanto (no diez, como la campaña de aquella vez, han sido tantas que ya no me acuerdo, en la cual lo anunciaban con las dos manitas blancas), solo que para el 2D la gente prefirió no acompañar al presidente en su afán por reformar la mejor constitución del mundo. Pero ¿qué tenía la reforma que a la gente no le gustó? ¿Lo de la reelección? De ser así, entonces cualquier intento del presidente-comandante por instituir la reelección indefinida volverá a caer en saco roto, más ahora cuando cualquiera de esas estratagemas estaría francamente reñida con la ley, aunque se diga que el Tribunal Supremo de Justicia, la Asamblea Nacional y la Corte Celestial están de su lado.
Así, a largo plazo, no queda más que concluir que, a pesar de su mayoría, Chávez podría haber ratificado este 23N que su tiempo se está agotando; con un serio problema esta vez: sus caballos de batalla fueron derrotados en elecciones regionales. ¿Serán capaces de ganar terreno en los próximos años como funcionarios de gobierno para posicionarse como los hijos dilectos del primer mandatario y futuros candidatos presidenciales?
1 comentario:
Compadre sigo insistiendole presenteme esa sobrina suya. Esta nas bueba que comer con las manos
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