Carlos miraba fijamente por la ventana. Se diría que está esperando a alguien, pero lo cierto es que hoy ya no espera a nadie. Su mirada absorta se dirige a la calle, aunque no acierta a ver los autos que pasan, las personas que caminan, el mendigo que levanta su mano, el panadero que cierra la tienda. Hoy no llegará nadie a buscarlo. Hoy no habrá sueños de primavera ni canciones de amor.
Carlos lanza su teléfono móvil por la ventana. Se lo merece por ser portador de malas noticias. No me gustan las malas noticias. No esta noche. Así no.
Sale del edificio sin mirar a los lados. El teléfono está destruido en la mitad de la calle, luego de ser atropellado por un auto. Bendita la suerte del teléfono, que muere sin dolor. Ojalá la suerte de Javier hubiese sido distinta. Ojalá mi suerte fuera otra.
Un auto pasa demasiado cerca. Las luces se apagan.
6 comentarios:
...que suerte hubieras preferido?..mi querido amigo
Intrigante!!
Aquí, poniéndome al día con tus escritos.
Este me llamó la atención y espero sea sólo un ejercicio literario.
Todo lo mejor para ti.
Aquí, poniéndome al día con tus escritos.
Este me llamó la atención y espero sea sólo un ejercicio literario.
Todo lo mejor para ti.
esta como para hacer un cortometraje en amimacion asi tipo sensorial que transmita sensaciones me parece muy arrecho
¡Pero bueno este niño mira que yo no estoy para sustos! ¿Qué cosa es esta?
¡Un besito de luces altas!
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