Ustedes saben que a mi me cuesta darle la razón, aunque sea en parte, a este gobierno bolivariano. De verdad, es una cosa que me resulta complicada: las más de las veces ando pensando que este es un gobierno muy distinto al que quisiera para mi país. Pero los que me conocen saben también que, hasta prueba en contrario, este es un ejemplo de gobierno con amplio apoyo popular. Por favor, no quiero argumentos relacionados con las trampas montadas en el Consejo Nacional Electoral. No son votos, es sentimiento del más profundo: Este país es chavista y hasta que quienes adversamos este sistema no comprendamos claramente eso será difícil diseñar una estrategia clara de reconquista del sentimiento popular. Es como cuando uno se enamora: ese día, su novio no tiene acné, ni rollitos, ni es calvo, ni es viejo, ni lo tiene chiquito. Es perfecto, así tal cual es.
Dicho esto, el asunto es que ayer decía nuestro Ministro de Comunicación e Información William Lara, periodista de profesión, que los periodistas deberíamos repensar nuestro rol en este país. Que deberíamos revisar lo que ha sido nuestra labor, y sobre todo, los efectos que ha causado en la construcción de nuestra identidad y nuestros sistemas de relaciones.
Yo entiendo que aquí estamos ante el viejo dilema de ver el vaso medio lleno o el vaso medio vacío, y que lamentablemente para algunos, yo no puedo hacer otra cosa que verlo medio vacío -aunque me atrevería a decir que más vacío que lleno-. No quisiera extenderme en el tema, porque tampoco me gusta escribir textos demasiado extensos, así que voy a tratar de resumir mis preocupaciones:
1. La oda al periodivismo: ¿Es que acaso sólo Marta Colomina, Ibeyise Pacheco y Patricia Poleo son buenas periodistas? ¿Acaso opinar es hacer periodismo?
2. La oda al chismorreo: ¿Es que por tener "acceso a fuentes" -por demás dudosas- tenemos que creer en lo que suena más bien al chisme de Nélson Bocaranda o Berenice Gómez? ¿O tengo que recordar que ambos publican informaciones que les llegan "vía internet" como hechos "aparentemente ciertos"? ¿Dónde quedó aquello de confirmar y reconfirmar antes de publicar?
3. La solidaridad automática: Consecuencia directa de la anterior. Entonces, si todo lo que dicen es cierto, todo aquel que diga que lo que ellos dijeron es mentira atenta contra la libertad de expresión, quien los denuncia es un tirano y el juez que los condene está comprado o es oficialista, aunque las pruebas demuestren que el "periodista" lo que hizo fue divulgar un chisme y acabar con la reputación del indiciado.
4. El nuevo partido político: ¿Es posible que estemos diciendo que ante la ausencia de partidos políticos los medios "hayan tenido" que asumir ese rol? ¿Será que Marcel Granier será el próximo Presidente de la República y Alberto Federico su Ministro de Información?
5. La postura académica: ¿Será que las principales universidades del país están en la capacidad y la disposición de decirle a sus alumnos que estamos viviendo -a mi juicio- el peor momento de la historia del ejercicio periodístico? ¿Serán capaces de explicarles las razones?
6. El martirio innecesario: ¿Acaso no nos hemos ganado, de una forma o de otra, que algunos de nuestros compatriotas detesten lo que hacemos? ¿Tenemos que colocar siempre la responsabilidad en el otro, que nunca deja de ser un bestia, un bárbaro, en las líneas del oficialismo? ¿Por qué no chequeamos un poco qué es lo que estamos haciendo?
7. La irresponsabilidad periodística: ¿Seremos capaces y estaremos dispuestos a reconocer que muchos de nosotros y muchos de nuestros colegas ni están preparados, ni asumen con responsabilidad su función de informar oportuna, veraz y objetivamente a la gente?
Me despido diciendo lo siguiente: No estoy ejerciendo, pero soy periodista de profesión y de corazón. Estuve en los medios de comunicación el tiempo suficiente para darme cuenta de que no lo estamos haciendo bien. Lamento no poder comprar el periódico o leerlo en internet con la confianza de que lo que leo se acerca medianamente a la verdad, porque supe lo que es leer una gran mentira en grandes titulares. Y estoy viendo cómo, desde su (de)formación profesional, estamos perpetuando el pecado.
Hoy la gente me felicitó, incluso me llamaron para decirme "Feliz día del periodista". Doy y espero seguir dando clases, y hago y seguiré haciendo programas de televisión y de radio que nos demuestren que sí es posible hacer periodismo del bueno. Pero hoy, agradecí solo por compromiso, porque en honor a la verdad que deberíamos estar publicando, el país se merece que nos revisemos. Y si quieren comenzar a revisarse, agarren una cualquiera del montón de preguntas que les puse allá arriba, porque son esas y un montón más. Trabajo hay de sobra.
Besos y abrazos a quien corresponda.
P.S.: Buscando una foto en internet para ilustrar este blog, me encontré con esta caricatura que está en inglés y que por esas cosas de la vida, Blogger anda fastidioso y no me deja montarla, así que la describo brevemente:
En el mar, un hombre se aferra a un salvavidas, en el que se lee claramente "Titanic". Cerca de él, un periodista y su fotógrafo le dicen: "100$ si te ahogas aquí mismo". De otro lugar más lejano, otro periodista replica "200$ si te ahogas de este lado mejor". Finalmente, otro dice "Te doy 250$ y una taza de café caliente". Finalmente, una breve leyenda dice: "Un precio para cada historia, una historia para cada precio".
De nuevo lamento no poderla colocar. Espero poder hacerlo pronto.
3 comentarios:
Hola Jogreg, te agradezco mucho tu visita...que interesante tu post!...me identifico mucho con lo que dices...la sentencia del punto 5 es desgarradoramente cierta "estamos atravesando el peor momento de la historia del ejercicio periodistico"...
Yo amo mi profesión y soy una apasionada, pese a la polarización y la intolerancia que tanto daño nos hace...
Creo que en este momento ejercer el periodismo, en cualquier medio (privado o público) es un reto a la integridad personal...y también creo que mas allá de celebrar un 27 de junio, hay que reflexionar sobre el periodismo que ejercemos y el que queremos...
Jogreg puedo pasar todo el dia escribiendo sobre esto, pero ya esto parece otro post jejeje...me encantó conocerte y estaré visitándote mas seguido.
Un abrazo
Este post es muy bueno Jogreg, me anoto... pero prefiero no decir más de momento.
Entiendo que la postura de muchos periodistas es extrema, pero tambien entiendo que eso es necesario para tratar de acercarse al equilibrio. Un gobierno que se tragó al estado y que no vacila en utilizar la ingente cantidad de recursos de que dispone para bombardear a la gente con sus supuestas bondades, merece un contrapeso de igual índole, aunque suene radical y desmelenado. De ese modo, se despeja el centro y puede surgir un consenso, o al menos un puente. Es enorme el poder de arrastre que tienen los periodistas aqui, el propio chávez es un ejemplo de ello, en el mejor estilo Frankestein (se crea al monstruo y luego se intenta afanosamene destruirlo). De cualquier modo ¡Que vivan los periodistas!
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