23 de junio de 2006
Un cuento que no es mío
Hace pocos días una amiga me contó un cuento que me pareció muy simpático y que quiero compartir con ustedes:
Desde que tiene uso de razón, Laura ha sido lesbiana. Nunca sintió nada de nada por el sexo opuesto, y en el momento de empezar a sentir hormonas subir y bajar, supo que el objeto de su afecto sería una mujer, así que cuando tuvo la oportunidad de desarrollar su vida social, afectiva y sexual, lo hizo tal y como sus impulsos se lo pidieron.
Ante las llegadas tarde a su casa y las señales que la madre de Laura detectaba en su hija, la señora empieza a presionar a su hija, a criticar -como toda madre- sus aparentes excesos relacionados con las fiestas y todo lo que ello implican.
-¡Anda, otra vez llegando tarde! ¡Y ese olor a cigarrillo! Seguro que vienes medio tomada... ¿Con quién andabas? ¿Con tus amigas? Esta muchacha como que es tortillera, ¿ah? ¡Claro! Tortillera seguro...
Y ella, ante la eterna cantaleta, sacaba adelante su tropelía de excusas, disculpas y argumentos, siempre negando su condición, recordándole a su madre que ella era joven, que seguro a su edad también salía de noche y fiesteaba un montón.
La escena se repetía constantemente, a veces con más violencia que otras, pero la acusación de la madre se hacía siempre presente.
Un buen día, con Laura un poco más crecidita -y quizás luego de haber vivido alguna situación de esas que lo llevan a uno al límite-, la madre comienza con su retahíla de letanías. Laura, en un rapto de pasión le dice:
-Bueno, sí, soy tortillera, está bien, adivinaste, ¡soy tortillera!
-Anda, a ver quien te cree, niña, tú lo que estas es borracha y medio dormida, ¡que tú de tortillera no tienes nada!
Desde ese día, nunca más, nunca más, Laura revivió una escena de esas a las que ya estaba tan acostumbrada.
Eso se llama hacerse el loco -o en este caso, la loca-.
Besos y abrazos a quien corresponda.
Obra: Mujer ante el espejo
Autor: Pablo Picasso
1932.
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1 comentario:
Un caso entre miles de miles.
Volveré
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