16 de noviembre de 2016

MECUS Día 9 - WTF


Decir algo sobre las primeras dos horas de la clase de hoy sería hacer válido el tema en cuestión: la Autoficción. Cualquier cosa que diga sería una farsa, una mentira, porque mi yo estaba desdoblado en una especie de viaje astral al que me llevó esta profesora que hablaba francés, con la intensidad de un arrullo y la energía de una pereza. Habló sobre la obra de Juan José Millás llamada "La mujer loca", que no leímos: solo algunos breves fragmentos (pésimamente presentados, imposibles de leer tal y como estaban escaneados) sobre los cuales era muy difícil aplicar la teoría que estaba siendo expuesta. Honestamente, creo que había sustancia en su análisis -es innegable-, y podía haber sido mucho más interesante si hubiésemos leído la novela, habría sido más factible encontrar referencias en la obra sobre las categorías que ella mencionaba. Pero sin sustrato firme, era casi imposible.

Al final pudo más la distracción. Los párpados se me cerraban. Mi mejor amigo fue el móvil. Creo que la percepción sobre lo ocurrido fue bastante generalizado. Es lamentable porque no niego el interés que habría podido generar, pero mi percepción es que el método no fue el más adecuado. Esperaremos a ver el power point para intentar sacar algo de provecho a estas dos horas en las que mi mente estuvo en cualquier lugar menos en clase.

Quizás el nombre de la novela era premonitorio, no lo sé...

Café, por favor.

Regresamos a Modelos Dramáticos. La profesora mencionó la paliza recibida en la clase anterior, que es una manera elegante de presentarlo.


Terminamos de hablar de Arizona, de Juan Carlos Rubio. Ya decíamos que es una obra sobre las fronteras, sobre las relaciones de pareja, pero sobre todo sobre la moral. ¿Quién dice lo que está bien y lo que está mal? A través de la palabra y su contenido, Margaret comienza a tomar las riendas de su vida. Deja de ser la esposa sumisa cuando percibe que su misión -que es la de su esposo George- no se ajusta a lo que ella considera bueno o justo. Eso de cuidar las fronteras de un "enemigo" no le cuadra, y menos cuando queda claro que su esposo está dispuesto a matar para cumplir la misión impuesta por El Proyecto.

En general, hablamos del compromiso de estos autores con la realidad, su necesidad de mostrar lo complejo de las cosas sin fijar postura: la voz del autor desaparece mientras presenta a las partes en conflicto sin juzgarlas, dándoles el mismo espacio e importancia, logrando que el espectador se pregunte quién de los dos tiene razón y generando un dilema que no necesariamente se resuelve.

Para estos autores el teatro es un arte político porque es una creación colectiva que se presenta ante una asamblea para criticar el estado de las cosas.

Quizás la pregunta que me pareció más importante de todas: ¿Por qué el autor se calla? ¿Por qué no permite que se vislumbre su postura frente a la situación que estudia en la obra? Algo en esa relación con la creación ha hecho sonar algunas campanadas en mi cabeza a las que debo prestar atención.

Hay mucho trabajo por delante: Himmelweg, Los Niños Perdidos, Daaali y El Año de Ricardo, por decir lo menos -para no olvidar que tengo por delante a Valle Inclán...

Jogreg is out of service.

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